Conversando con un Maestro, En recuerdo al Prof. Luis López Cáceres (Q.E.P.D)
Son las once de la mañana de un 21 de octubre, la cita acordada por Isabel Torres será en la Calle Escanilla en la comuna de Independencia, en esa residencia vive el profesor Luis López Cáceres que nos espera para conversar con nosotras. Después de llamar a su citófono, se abre la puerta y en un tercer piso nos recibe su nana, uno de sus tres angelitos, relato que contaré más adelante.
Sentado en un sillón nos recibe don Luis, al frente se encuentra un amigo y ex alumno del Magíster Daniel Guerra, quien lo visita frecuentemente.
Él nos saluda y nos pide que lo esperemos un momento. Se siente cansado, pero a pesar de la enfermedad que lo aqueja, en minutos vuelve enérgico, renovado, se instala en su sillón junto a su gato Pancho y comienza a relatarnos su historia.
Una gran sorpresa
El Profesor Luis López Cáceres nació en la comuna de Santiago, sus estudios los realizó en el Colegio Comercial de aplicación anexo al Instituto Pedagógico Técnico de la Universidad Técnica del Estado. La intención de Don Luis era estudiar en el INSUCO, Instituto Superior de Comercio, así que se presentó a dar su examen en la Escuela de Aplicación que quedaba al lado del pedagógico donde actualmente se encuentra la torre Entel. Cuando llegó y sin saberlo, se equivocó de examen de admisión, situación que sólo se enteró el día que llegó a consultar por su postulación.
Recuerda que la Sra. Trinidad quien trabajaba en este recinto fue quien le dio la noticia, “tú eres de acá, quedaste en la U. Técnica”, en ese momento él abrió los ojos y que gran sorpresa, “pero el destino es así, miren todo lo que conseguí, todo lo que obtuve por este destino, que fue por esa casualidad” señala. De casi 500 postulantes él había quedado segundo en la selección.
Comenzó entusiasmado a estudiar Auditoría en la noche con el profesor Luis Vargas, al que cariñosamente le decía “Lucho”, en aquellos tiempos la carrera dependía directamente de la Facultad Pedagógica.
Cuando se enteró el director de su colegio, hizo todas las gestiones y le consiguió una beca por 6 años, gracias a eso dice es que pudo continuar sus estudios universitarios.
En el año 1968 señala que “comenzó todo”, uno de sus profesores Alfonso Muñoz lo llamó para ofrecerle ser ayudante en su asignatura, recuerda que en esos tiempos estaba como rector el Sr. Enrique Kirberg Baltiansky. Y desde ese minuto no paro más, el profesor López comenzó a ser testigo de todo el proceso social y político de la época y vivió la trasformación de la Universidad Técnica del Estado a Universidad de Santiago de Chile.
Unos años más tarde junto al profesor Muñoz, comenzaron hacer cursos de verano en temas tributarios, fue tanto el éxito que tuvieron en estos talleres, que a la universidad le gustó y desde ese momento nacieron los cursos de Auditoría en Legislación Tributaria.
A parte de haber sido profesor del Magíster por varios años, (2018), don Luis fue funcionario del Servicio de Impuestos internos por casi 20 años, en esa institución llegó a ser director Regional de la XX región, cuando se creó el escalafón de fiscalizadores. “De 300 fiscalizadores, yo era el coordinador general de ellos y ahora imagínese son como seiscientos y tantos” señala.
Mientras ejercía su labor en Impuestos Internos fue llamado por Gabriel Valdés, en ese entonces Presidente del Senado, para ser el Asesor de la Comisión de Hacienda cuando recién se instalaba el Congreso en Valparaíso. Su función era analizar algunos proyectos de leyes e informarlos.
En su paso por el Congreso tuvo buenos recuerdos, aunque también la lejanía con Santiago, el sacrificio, los gastos que significaban el traslado también le pasaron la cuenta.
Comenta que en la actualidad se dedica a realizar asesorías tributarias a diferentes empresas, nombra a algunas como: Canal 13, Banco de Chile, Banco del Estado, Sociedad Nacional de Minería, Asesor de Quiñenco, en fin… dice tener “hartas pegas”.
Su oficina de asesorías se encuentra entre Huérfanos y San Antonio, lugar que hace unas semanas volvió a visitar, aunque que le costó llegar, tuvo como recompensa reencontrase con sus cosas y con su compañera de trabajo Cecilia Saavedra, a quien considera su gran amiga y una gran persona. “Debo decirle que yo tengo 3 angelitos en mi vida, quienes de una u otra forma me han salvado la vida”, dice don Luis.
¿Quiénes son esos angelitos? − La señora Cecilia Saavedra, de mi oficina contable, Mi nana María Gutiérrez y la Sra. Ivon Cristina Alfaro Miranda, “Son tres angelitos, que son más que angelitos, me han salvado la vida, yo les debo mucho, sin ellas no estaría aquí, son grandes mujeres”.
Una de las cosas en que se siente orgulloso don Luis, es que, en todos estos años, ha realizado su trabajo en forma honrada, tiene el gran honor de decir “nunca recibí una coima de nadie, ocupe los puestos que tengo gracias a mi honorabilidad y el respeto hacia los funcionarios y los contribuyentes”. resalta.
Familia
Don Luis proviene de una familia humilde, gracias a su esfuerzo y trabajo puede decir con la frente en alto, que tiene hijos profesionales.
Es padre de 4 hijos, un médico, un Ingeniero, un músico de flauta traversa, una hija y abuelo de 10 nietos. Cuenta que su hijo médico es dermatólogo de la Clínica las Condes y del Hospital Barros Luco. Él siempre le inculco a sus hijos el servicio público, es por esta razón que le pidió a su hijo trabajar en un hospital “Es una forma que él devuelva a la comunidad todo el esfuerzo que yo hice para que fuera un buen médico… “Yo un día le dije; atiende a esa gente, esa gente te necesita, esa gente no tiene plata, esa gente es pobre… y en eso me ha hecho caso, porque yo vengo de una familia humilde y soy lo que soy gracias al esfuerzo de mis padres”.
Recuerdos
En un momento de la conversación don Luis se levanta y dice “vengan para para acá chiquillas” y nos invita a conocer su oficina, una habitación tapizada de recuerdos.
Entre los tesoros guardados se encuentra su diploma de Contador público y el de Auditor otorgado el 9 de abril de 1973. Hay muchos galvanos y fotografías junto a los colegas del Departamento de Contabilidad y Auditoría. Al fondo un bebe celeste pintado nos llama la atención, − ¿Y esa guagua es usted? − Soy yo, don Luis suelta una sonrisa y contagiando al resto dice, “siii, esa guagüita soy yo”.
En todas aquellas murallas tiene plasmada gran parte de su vida, todo esto como fiel testimonio del eterno agradecimiento que siente por la universidad, “Soy un eterno agradecido de la Universidad Técnica del Estado” dice, “Todo esto que está aquí, son recuerdos no más, pero son bonitos”.
− ¿y ese perrito Don Luis? – “Ese es el Negro, un perrito que tengo en el Centro de Santiago, callejero y regalón, anda perdido, ya que ahora no lo he podido ir a ver”.
¿Don Luis, le podemos Sacar una foto? dice Isabel,
−Todas las que quiera
En ese momento se pone en pose rodeado de sus “trofeos” − ¿cómo salió?, mira el celular, sonríe y dice − “que bonito”.
¿Cuál de todos estos recuerdos es el más lindo o significativo para Ud.?
− Éste, indica con el dedo, del Postítulo en Legislación tributaria, “me lo dieron los alumnos, cuando deje de hacer clases, cuando me jubilaron del Magíster”, sonríe.
¿Cómo es eso?
Yo nunca quise hacer el Magíster y para hacer el Magíster hay que ser Magíster, ríe.
En el galvano se lee, Al maestro Luis López Cáceres, por su gran legado en el Postítulo en Legislación Tributaria, enero 2016. “Este es el recuerdo más bonito que tengo”.
De vuelta en el comedor, muestra una placa de bronce entregada por la Facultad de Administración y Economía en 1982. Busca algo, hasta que lo encuentra, una medalla de año 1972. Al otro lado se lee, Por su reconocimiento por su destacada labor docente periodo 2001-2002 de la Facultad de Administración y Economía. Apunta otro, “éste me lo otorgó el Instituto Chileno de Derecho tributario, como socio honorario, somos sólo 5 personas que tenemos ese privilegio”. señala.
En otro mueble, aparecen las fotos de su padre, hermanos y la de tres nietas trillizas.
− Pero miren esta foto, “aquí está la Sonia Silva, Don Hugo Rodé, Norberto Rivas, el suscrito y… la Catherine dice la Directora, si la Catherine, la secretaria del Departamento.
De este recorrido de recuerdos, don Luis vuelve a su sillón. − “Soy un eterno agradecido de todo los honores que recibí de los alumnos, de todo el cariño y el respeto desde que comencé hacer clases del 68, hasta el 2018, porque yo junto al profesor Juan Ivanovich, somos los más antiguos del Departamento” señala.
Lo más gratificante para este profesor, es saber de aquellos alumnos que le fue bien en sus estudios y que han sido reconocidos afuera. Es así que recuerda haber tenido en sus aulas autoridades y senadores. −Piensa y trata de hacer memoria, nombra algunos como Juan Hermosilla, al profesor Sergio Fernández quien fuera ex ministro y a Nicolás Eyzaguirre, quien fuera Ministro de Hacienda durante el Gobierno de Ricardo Lagos.
Entre sus memorias también no olvida el aula que lo acogió, la sala 712, donde el frio en invierno era terrible, pero donde también paso alegrías y anécdotas con sus alumnos.
Una de las sorpresas que recibió estos días, es que el Director de Puestos Internos con quien trabajó hace unos años en el Bco. O Higgins, se enteró que estaba enfermo, así que envío a un funcionario a su casa donde le informaron, que recibiría un regalo con todo su legado.
“yo escribo mucho, he realizado muchos memorándum e informes durante mi vida, ellos quieren sacar toda esa información, quieren grabarla e imprimirla como un legado escrito por mí, para que esto quede en la Biblioteca del servicio”.
Golpe Militar “De lo humano a lo divino”
Sin lugar a dudas, uno de los periodos tristes y duros de la universidad Técnica del Estado fue la intervención y la restructuración de su casa de estudios. Don Luis, lo describe como esos recuerdos “feos” y que a veces quiere olvidar, pero que fueron parte de su vida y que también quiere relatar.
La rutina diaria de don Luis era llegar a la 7:15 de la mañana a la oficina de Puestos Internos donde trabajaba, y desde ahí se destinaba a dar clases a la universidad. Pero ese 11 de septiembre, fue diferente. Dice haber llegado temprano a la Oficina y mientras se preparaba para seguir su camino a la universidad, un compañero de trabajo lo alertó que no fuera, “Lucho no vayas mira, escucha hay movimientos…, así que no fui”.
Recuerda que días después lo llamaron, debía presentarse a las 3 de la tarde en la universidad. Don Luis llegó puntual y fue escoltado a la oficina donde se encontraba el decano delegado y escucho que le dijo: “señor, Ud. va hacer clases de Contabilidad Administrativa y las clases comienzan el lunes,” − Pero cómo, creo que hay un error, yo soy profesor de Contabilidad Tributaria. En ese instante dice que el militar lo miró − “Ud. en ahora en adelante va a dictar Contabilidad Administrativa y no puede desistirse, es si o si”, dice que hubo un silencio − “Es que tengo que pedir permiso a mi oficina en el Servicio de Puestos Internos…” − no se preocupe le dijo el delegado, su permiso ya está listo”.
Cuenta que tuvo que hacerse el ánimo para hacer sus clases, sin antes solicitar una tarjeta de identificación, que en esos tiempos servía para empadronar a estudiantes y funcionarios.
Fueron días difíciles, tuvo que mantener todos los cuidados posibles, ya que se rumoreaba que había micrófonos escondidos en la universidad. Durante su relato comenta otra situación, – Un día me llamaron a las 10 de la mañana donde está actualmente Registro Curricular para interrogarme.
En ese interrogatorio que duro 2 horas, se dio cuenta que sabían mucho y pensó que no iba a salir de ahí. Trascurrido un tiempo miro al militar y le dijo; “Mire, yo no tengo partido político y eso Ud. lo sabe, yo soy independiente, nunca me he metido en temas políticos…”, cuando lo escucharon lo dejaron salir, sin antes advertirle, que todo lo que acababa de ver nunca lo había visto, – “váyase tranquilo pa’ la casa le dijeron, y no se lo comenté a nadie”.
− El que va ahí no sale de ahí y lo sacan en la tardecita. “Ten cuidado con lo que vas a decir”, le había dicho Lucho Mardones.
Era un momento de mucha tensión, el profesor López recuerda haber ayudado a varios alumnos que estaban en contra de la dictadura para que pudiesen aprobar sus estudios. Incluso uno de ellos agradecido se le acercó una noche desde lejos y le dijo:” Tenga cuidado profesor, cuídese porque usted es muy abierto, aquí están a todos vigilando” después de unos segundos se fue, desapareció.
De esa época tiene varias anécdotas, como cuando no pudo contener su rabia. Un día debían desalojar la universidad, y patearon la puerta de la sala. − Me dicen, ¡desalojen la sala!, yo enojado le conteste − ¡y quién es usted que me viene a dar esa instrucción! y cerré la puerta, así que le dije a los chiquillos arréglense porque vamos a salir todos juntos… y salimos todos juntos, pero estos bandidos me atajaron, me rodearon y pensé que algo me iba a pasar, pero justo llegó Lucho Mardones y me sacó de ahí, me dijo “vente pa’ acá, aquí no pueden venir estos gallos”.
También entre sus historias comenta que cierto día los estudiantes estaban en huelga, fue a firmar y le dicen “no te puedes ir”
− ¿por qué, si están en huelga?
−No, váyase hacer clases no más, hay una persona que lo está esperando. Cuando llegué había un oficial de ejército que estaba terriblemente aproblemado porque no se podía ir, lo estaban controlando, así que me tuve que quedar, donde conversamos de lo humano y lo divino. Fue un momento triste para este militar ya que también estaba presionado en ese momento.
El profesor López comenta que la Universidad durante este periodo fue la más maltratada entre todas las universidades “La universidad fue jibarizada”.
La jibarizaron” dice, quedó reducida junto con el pedagógico. “ya no es lo que fue, era grande, nos dejaron reducidos a un pedazo de terreno y desde ahí, esta universidad se levantó”.
Somos la mejor de todas
El Prof. López, expresa sus deseos de volver a la universidad y espera con ansias poder visitarla.
“Por lo menos que me inviten para la inauguración del nuevo edificio” dice sonriendo, y menciona el cariño que siente por la Profesora Silvia Ferrada quien dice fue una de las precursoras de este edificio.
Con lo que respecta a la docencia y al futuro del departamento, don Luis no tiene filtro. dice que los alumnos llegan con muchas falencias de conocimiento, piensa que no todo debe ser teórico si no que lo importante es la práctica.
“A los alumnos le hace falta conocimiento de la literatura, de ortografía, yo implementaría talleres de lenguaje, salen en pañales, salen muy desnudos”.
La educación no puede ser solo teórica, “a los estudiantes hay que mandarlos un tiempecito afuera para que conozcan la realidad” dice.
El Prof. López, expresa sus deseos de volver a la universidad y espera con ansias poder visitarla.
“Por lo menos que me inviten para la inauguración del nuevo edificio” dice sonriendo, y menciona el cariño que siente por la Profesora Silvia Ferrada quien dice fue una de las precursoras de este edificio.
Con lo que respecta a la docencia y al futuro del departamento, don Luis no tiene filtro. dice que los alumnos llegan con muchas falencias de conocimiento, piensa que no todo debe ser teórico si no que lo importante es la práctica.
“A los alumnos le hace falta conocimiento de la literatura, de ortografía, yo implementaría talleres de lenguaje, salen en pañales, salen muy desnudos”.
La educación no puede ser solo teórica, “a los estudiantes hay que mandarlos un tiempecito afuera para que conozcan la realidad” dice.
Hombre de fe
El profesor López se enteró de su enfermedad en enero de este año, cuenta que es espantoso lo que está viviendo, “muchas veces me he preguntado si vale la pena vivir y yo creo que si, vale la pena seguir viviendo”, se declara creyente y un acérrimo católico, que además de todo su trabajo como docente, es diácono de la Iglesia San Agustín en el centro de Santiago y ha sido colaborador de otras iglesias y comunidades como San Pablo Apóstol.
Yo soy un enamorado de esa universidad, por todo lo que me ha dado, “Yo no voy hacer clases porque me den un sueldo, voy hacer clases porque estoy devolviendo a esa universidad todo lo que ella me dio, yo soy hijo de esa universidad desde que yo estaba en el comercial”.
“Gracias por la posibilidad de decir algo, de lo mucho que me ha dado la universidad, quiero devolverle en parte el legado que ella me entregó. Todos esos cuadros que tengo representan mucho para mí, es parte de lo que yo hice”. Luis López Cáceres
El profesor Luis López falleció el 30 de noviembre 2021
– Paola Gonzalez Fernández.