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Gladys Soto, pasión por la Educación.

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Gladys Soto

A sus 73 años, Gladys Soto Villarroel ha vivido una vida plena marcada por su pasión y dedicación a la contabilidad y la ética profesional. Su testimonio arroja luz sobre la evolución de la educación y la profesión contable en el país.

“Estoy contenta con lo que he hecho, porque ha sido la pasión de mi vida. La verdad es que yo debí haber sido profesora de vocación, así que haber desarrollado mi actividad profesional para desembocar luego como académica, para mí fue tremendamente satisfactorio y fue la parte más larga de mi trayectoria activa en lo profesional… porque activa una está toda la vida.”

Inicios y formación

Nacida en Rancagua en el año 1949, vivió su infancia en Santiago donde estuvo en la Escuela N°2 Marcela Paz.  Años después sus padres regresaron a la ciudad natal, donde estudió más tarde en el Instituto Comercial de Rancagua, terminando sus estudios en el año 1969. Por razones económicas, no pudo entrar de inmediato a la universidad, así que durante cinco años trabajó en el Ministerio de Obras Públicas, donde en medio de esto se casó y tuvo a sus dos hijas mayores en Rancagua, donde más tarde por razones laborales, el matrimonio se trasladó a Santiago, donde Gladys Soto decidió entrar a la universidad para tener un mayor respaldo económico.

“Uno siempre tiene que pensar en el futuro, porque yo provengo de un lugar modesto y mi madre fue sostén de la casa por muchos años con mucho sacrificio. Por lo tanto, a uno se le va quedando grabado que necesita un respaldo más sólido para trabajar en algo no tan demandante ni tan esforzado como yo lo vi con mi mamá. La verdad es que esa fue la primera intención para entrar en la universidad”. Señala que el hecho de entrar a la universidad abre otros estándares de la mente, donde comienza ese enamoramiento de querer saber más y de investigar.

Comenzó sus estudios superiores en el año 1975 y se graduó en 1980, donde a pesar de ser madre de dos niñas, en ese periodo también nacieron 2 hijos más. En el año 1979 nació su último hijo, así que actualmente tiene 3 hijas y un hijo varón y 10 nietos.

Hace memoria y recuerda que a sus estudiantes les decía: “yo sé lo que es estar estudiando, esforzarse y tener hijos… así que cuando me decían, profesora es que yo embarazada…” bueno sí, pero uno tiene que ser responsable en todo. Creo que el esfuerzo y sacrificio valió la pena y uno tiene que ser también responsable en todo. No hay profesionales de primera ni de segunda, ni profesionales más o menos con conocimientos porque tienen esto o lo otro, porque uno tiene que ser realmente completo”, señala.

Uno de los secretos de su éxito en la universidad, dice que fue gracias a la formación que tuvo en el Instituto Comercial de Rancagua, ya que los profesores eran egresados del Instituto pedagógico Técnico que era parte de la UTE,  y también porque la universidad tiene una impronta que es la solidaridad que te abre los ojos con respecto a lo social, señala. 

“Todos piensan que nuestra carrera como contadores es muy matemática, muy racional y la verdad es que, en lo profesional, que estuve diez años trabajando, la parte humanista es muy importante, tremendamente importante, sobre todo, porque en auditoría, ya que tú más que dedicarte a los números y toda esa historia, tú te dedicas más que nada a conocer cómo es la gente, cómo son las empresas y cada uno de ellos son una célula distinta. Aunque sean empresas de la misma naturaleza, son diferentes por las personas. Las personas son las que en verdad definen la personalidad de una entidad y eso lo reconocí por la universidad. Yo creo que nuestros alumnos, exalumnos, todos lo perciben igual.

Trayectoria profesional y cambio de enfoque

En lo profesional, a Gladys Soto le fue bastante bien como auditora, su trabajo era emocionante, así que trabajó incansablemente en empresas donde debía garantizar la veracidad de la información financiera. En ese aspecto, dice haber sido una profesional independiente que era contratada para que estos estados financieros reflejaran la verdad y si no daba la firma porque algo no estaba bien decía “lo siento, pero yo no me vendo, yo no voy a falsear esto…, por lo menos yo mantengo la tranquilidad y el orgullo de decir que efectivamente jamás acepté algo que no debía ser”.

Cuenta que por su trabajo tuvo que viajar mucho, eso también le pasó la cuenta, ya que enfrentó tensiones y presiones por la responsabilidad que llevaba sobre sus hombros. Toda esta situación explica que tuvo que cambiar cuando, por una visita médica, le informaron que estaba en riesgo de quedar inválida debido a problemas en la columna, y esta situación la llevó a replantearse su carrera. Así que volvió de nuevo a la universidad para “tantear” cómo le iba y le ofrecieron trabajo como profesora a tiempo parcial, y eso le gustó.

Ella salía tan relajada en cada una de las clases que hacía la siguiente reflexión: “puede que no gane lo mismo que voy a ganar allá, pero la verdad es que sí me gustaba”, también agrega: “gané mucho en la universidad, no es el dinero, sino lo que tú aprendes con los alumnos, es la motivación de seguir aprendiendo cada vez más, para entregar más, es intentar hacer contactos con todo el mundo, y eso requiere esfuerzo, sacrificio y horas de sueño” reitera.

Para Gladys Soto, ya los viajes no eran dentro del país, si no que comenzaron a ser internacionales, generando contactos con universidades latinoamericanas, universidades europeas, en fin. “Fue algo enriquecedor y creo que aprendí mucho más de lo que aprendía antes, era otro tipo de aprendizaje” Agrega, que lo que encontró en la universidad fue mucho más de lo que pensaba que podía haber encontrado en su profesión. “Así que fueron 25 años a concho, con altos y bajos” sostiene.

Carrera Académica, y recuerdos

Se define como una enamorada de la universidad, ya que su paso por ella han sido los mejores recuerdos de su vida, donde tuvo un trabajo emocionante con sus colegas y también con académicos de otros departamentos, ya que debió conocer más a la universidad cuando asumió como contralora.

Considera que trabajar en la contraloría fue una experiencia fabulosa donde estuvo solo por cuatro años. “En realidad yo ya tenía todo decidido, mi vida ha sido muy planificada, yo me propuse que tenía que llegar un tiempo en donde me quisiera retirar, pero con buenas condiciones de salud, en condiciones de viajar con mi marido y de conocer otras cosas que no fueran la presión de trabajo.” Fue por esta proyección de su vida que, llegando los 65 años y cuando le propusieron ser contralora, ella les dijo: “¿sabes qué? yo voy a estar hasta tal fecha y nada más, porque también pienso que sacrifiqué varios años con mi familia, muchos años. Yo fui muy trabajólica y la verdad a mis hijos los vi poco.” Siente que todo esto le quitó parte de su familia, fue por ello que determinó que esto no pasaría más de los 65 años y hoy dice que conoce a sus hijos a través de sus nietos porque ha estado más cerca de su crecimiento.  Gladys Soto no se queja, pero reconoce que sin duda todo lo que ella pudo hacer ha sido gracias a la ayuda de personas importantes que la han acompañado durante su trayectoria y en su vida.

En cuanto a los cambios que ha visto en la carrera hasta hoy, dice que don Luis Vargas fue realmente un visionario en formar también profesionales en contabilidad y auditoría que en ese tiempo solo lo tenían la Universidad de Chile y la Universidad Católica de Valparaíso. “En realidad, Don Luis era un genio en relación a la educación, era un muy buen profesor y muy dedicado. Todos le agradecemos, porque todos crecimos con sus libros. La primera acreditación de carrera la obtuvo la carrera de Contador Público y Auditor, y eso quería decir que nosotros teníamos excelentes profesores dentro de la carrera. No solamente los académicos internos, sino también los profesores por hora. La mayoría de esta gente eran todos profesionales que eran gerentes de las empresas grandes de auditoría y esos fueron nuestros profesores y tienen esa impronta.”

Con respecto a su paso como profesora en la universidad, dice que siempre tuvo el respeto de los alumnos. “Yo creo que fui calificada por los alumnos como una de las profesoras difíciles, en cuanto a que las ‘reglas son las reglas’, en forma respetuosa, porque si bien yo fui bien estricta, nunca me faltaron el respeto.”

Mujer y futuro de la carrera

En cuanto a la importancia de la mujer en carreras relacionadas con la economía, finanzas y auditoría, Gladys Soto señala que, como hombres y mujeres, tenemos visiones distintas del mundo. “La visión de la mujer creo que siempre es importante en todas las áreas, y en las áreas de la economía es importante por lo social, porque una tiene la visión de lo que te hace falta en el hogar, de lo que puede pesar una decisión, no son sólo bienes económicos. En el caso de la economía, se debe pensar en el bien común, pensar en que no solamente es la oferta y la demanda, pensar en que todos somos seres humanos distintos, diferentes.”  Agrega que la mujer entró tardíamente a la sociedad, pero piensa que la sociedad siempre debió tener presente la visión femenina en la toma de decisiones sociales para el país, para el mundo, y eso es lo que se está viendo hoy día.

Recuerda que cuando entró a estudiar a la carrera, eran el 40 por ciento del total. En ese momento ya se estaba masificando el ingreso de mujeres a la carrera. “Cuando entré a trabajar en auditoría, la verdad es que no era ni el 10 por ciento, mi caso era algo así como muy extraño; primero por ser mujer y segundo por ser casada y tener hijos, impensable en auditoría.”

¿Qué mensaje les daría a las nuevas generaciones de alumnos en la carrera? Ser profesional universitario es una responsabilidad, porque no es para ganar más dinero, sino para ofrecer el servicio a la sociedad para la cual fuiste formado y la verdad responder siempre con el compromiso que significa la carrera. Y en nuestra carrera hay varias cosas sumamente importantes y la primera de ellas es la veracidad, responder, porque de verdad yo creo que en el medio no está muy claro lo que significa la información financiera de las entidades, hablando de entidades públicas, privadas con fines de lucro, sin fines de lucro y en todas ellas, es importante reflejar lo que realmente hay detrás de esa información porque refleja la vida, refleja lo que se hace en cada entidad. Todo tiene que estar reflejado como corresponde y uno no puede prestarse para mentir, ni como el que procesa la información que es el contador general, ni el que revisa que puede ser el auditor. Lo otro señala Soto que la ética es fundamental en la profesión, por ello la importancia en hacer hincapié en clases sobre este tema para evitar la corrupción.

Fuente: 

– Paola
Gonzalez Fernández. 
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